Te vi. Me viste y cuando nos quisimos acordar eramos uno. Encontré mi lugar en tu pecho mientras vos contabas los lunares de mi espalda. Tanto fuego no cabía en mi. Y así nos encontramos cada vez, en nuestra extraña forma de ser lo que nunca seríamos. Pero llegaron los celos y con ellos tu furia. Con tu furia mi distancia y así estamos hoy. Vos pidiendo que yo no sea yo y que suplique tu perdón, algo que no hice con nadie y menos haría ahora. Nada fuimos y nada haré por volver a ser.
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