La depresión-.

La depresión es algo que vive con vos cada día, desde aquel en que tuviste tu primera crisis. Como cualquier trastorno (la anorexia, el toc), la depresión te persigue, no se puede escapar. Está con vos, es tu sombra. La depresión es como un monstruo muy grande que duerme abajo de tu cama, pero este es de verdad. Se lleva lo mejor de vos y se alimenta de pequeñas cosas; un día gris, un mensaje que nadie respondió, una canción, un 'te quiero' solo de ida. No se puede correr ni esconderse, hay que aprender a convivir con el monstruo. No hay que darle el poder de que nos destroce. Lo más irónico es el placer que nos da a veces alimentar al monstruo, meternos en ese agujero oscuro, hacernos bolita y llorar con fuera, desde el alma. Los que llevamos esta condena, esta cruz, somos fácil de distinguir; es fácil encontrarnos llorando por una tontería o descubrirnos fríos y grises mas de una vez. Pero apreciamos, o al menos yo aprecio mucho, a todos los que nos buscan y nos bancan cada vez que nos vamos a ese planeta solo nuestro, que lloramos sin razón, que están presentes en los bajones y deben soportar actitudes pesimistas y muchas crisis. El problema aparece cuando el monstruo se vuelva una carga constante, cuando ya no camina a nuestro lado, sino que lo llevamos es nuestras espaldas, en nuestros hombros. Nos ahoga, y capaz no duele pero es agotador. No lloramos pero no podemos sentir nada. Y en esos momentos te agarran la necesidad de escapar. Y todos sabemos que si dije que esto era de por vida, hay una sola manera de que se acabe y es un camino solo de ida...

¿Cuantas veces creí que salía?

¿Cuantas veces pensé qe superaba?

¿Cuantas veces volveré a caer?