14 may 2011

Vuelvo a llorar.

Eran las once de la noche y yo me sentía muy angustiada. Últimamente la ansiedad me afecta mucho, y aunque no me sienta nerviosa por lo que viene, no puedo concentrarme, no puedo dormir profundo, como todo el tiempo, estoy en estado de alerta todo el tiempo y lloro mucho.
Hoy fue un día horrible, no hay dudas. Peleé con una de las personas con las que mas odio pelear; porque cada pelea nos distancia kilómetros, porque todo lo que decimos no se borra tan facil, porque no perdonamos rápido. Peleamos porque el esta cambiado y no lo quiere admitir. O tal vez ni siquiera se da cuenta. Yo también cambié. Ya no uso msn y me da miedo que él pueda llegar a leer lo que escribo. Me trata mal, es cortante y creo que lo único que hago es molestarlo. Hay otra mujer en su vida y ella sabe mucho de mi. aun no me convenzo si eso es bueno o malo. 
Fue un día horrible, ya lo se. Cada vez tengo menos ganas de todo. Voy abandonando la carrera poco apoco. Veo claramente mi futuro de mierda, y no me importa. O me importa, pero no hago nada por modificarlo. Es mas fácil esperar y resistir el impacto. Soy buena resistiendo, pero no dando batalla. Los que deberían ayudarme no pueden, o no quieren. Prefiero pensar que están igual de perdidos que yo. Esto va a ser una carrera a toda velocidad o voy a perder, pero de todas maneras voy a terminar mal.
Fue un día horrible, no quiero ni pensarlo. Cada vez me siento mas ignorada por todos. Cada vez me siento mas inútil, mas fea, mas dañina... monstruosa. Últimamente estoy llena de odio; odio que deriva de la envidia. Todo un mecanismo de defensa para no admitir cuanto me duele. Es difícil sentir que todos son felices menos yo. Siempre es igual...
Fue un día horrible, a mi me pasan todas. Para olvidar todo y sentirme mejor, me fui a mi cama a leer. A meterme en otro mundo, llorar por el dolor de alguien más, caminar otras calles. Ya no en las mías. Agarre el primer libro que tenia a mi alcance, uno que me estaba esperando hace rato, que no había podido leer. Hace mucho tiempo que no me hacia un lugar para la lectura; al principio el estudio ocupaba todas mis horas y ahora mi día se divide entre la computadora y la siesta. Abrí el libro, y el libro tenía su nombre por todas partes. Me había olvidado de donde lo saque. El libro es prestado, y me lo prestó él. Y lo imaginé, tirado en la cama como estoy yo ahora, imagine sus reacciones ante cada descubrimiento, lo imagine acostado al lado mio. Lo imagine como cosa mía. Voy por la mitad del libro y no importa cuan buena sea la historia o cuanto me pueda atrapar, no puedo dejar de pensar en el. Recordé las tonterías que le había dicho hace unas horas, y aun peor, las que me quedan por decir y que nunca voy a decir. Volví a llorar, una vez más en el día. Fue horrible.

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