17 oct 2010

Mamá Carmen.

Y en cada recuerdo de mi vida, estás. En el peor momento, me diste la mano y no arrugaste ni una vez. Yo estaba en la camilla del hospital, y lo primero que se me viene a la cabeza sos vos sentada a mi lado, no faltaste nunca nunca. Incondicional. Y eso no se agradece, porque no hay manera de agradecerlo. Soportaste tantas cosas, má... cosas que ni yo tuve que aguantarme. Porque cuando esta vida me daba palazos a más no poder, yo me escondía bajo tus brazos. Soportaste verme destruida, completamente destruida. Me viste cuando no era yo, me calmaste cuando lo que dolía no era el cuerpo sino el corazón. Cuando yo no quería más mi vida y me quería ir, me quisiste el doble; por vos y por mi. Supiste enseñarme cada cosa que necesité aprender, y aunque ahora te pida que me sueltes y confíes en mi, tenés que estar tranquila porque me educaste bien, y se distinguir entre el bien y el mal. Sos una guerrera, má. Somos. Batallamos mucho nosotras dos. Y no le dimos espacio a la muerte. Pudimos, nosotros, los cuatro, la familia, contra todo pronóstico, diagnóstico y adversidad. Pero si todos pudimos, es porque te teníamos a vos, como sargento y cabeza, como la mente y el corazón del grupo. A pocas madres les toca una hija como yo, y no se si eso es bueno o malo, vos lo sabrás. Pero yo no puedo olvidar que estuviste a mi lado, yo me caía y estabas ahí, sosteniendome. Yo gritaba, y tenía tu mano en mi frente para que me calme, estaba enferma y me abrazabas, esperando que me cure. Peleaba por mi vida, y te tenía atrás mio, empujando y empujando. Soportaste los ataques de pánico y la dependencia que tuve, que con 14 o 15 años yo no podía hacer lo que todas podían, y me bancaste. No se, son cosas que creo que pasan porque no soy una adolescente normal, nunca fui una chica normal en realidad. Y la madre de una chica anormal tampoco es normal, ¿no? Y por eso no puedo decirte todo, porque no me entra, porque de algo me voy a olvidar, porque no se expresa con palabras. Mi vieja peleo contra el cáncer a mi lado, sin bajar los brazos ni una vez. Aunque yo si bajaba los brazos. Cuando yo pedía a gritos tregua, cuando yo me rendía, mamá seguía y seguía, con mas fuerzas. Porque es mas difícil llevar adelante a alguien que ya no quiere vivir mas.
Y peleamos, Má. Y nos decimos cosas feas, las dos. Pero perdoname, y te perdono. Sos lo mas importante que tengo en esta vida; mi gurú, mi consejero, la palabra cierta, una brújula y mi corazón. Me conoces, obviamente, mas que nadie. Sos abierta y podemos hablar de cualquier cosa. No hay palabras suficientes para expresarse este día, al menos a mi no me alcanzan. Estoy tranquila porque tengo una madre como vos, que a pesar de todas sus locuras, me cuida, como más que un ángel, como mas que una madre, más y más. Voy a seguir, toda mi vida, volviendo a vos, que sos mi camino correcto. Donde estás vos, está mi casa, mi vida, mi salud y mi alegría. Te amo ♥

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